El estrés laboral, según la OMS está considerado como el segundo problema de salud más frecuente en Europa, reconocido por la OMS como “burnout” o síndrome del “trabajador quemado” (OMS, 2019), este síndrome puede desencadenar en múltiples problemas, fatiga crónica, dolores musculoesqueléticos, depresión, etc.

Si a todos estos problemas le sumamos los avances tecnológicos de los últimos años que han supuesto una transformación de los puestos de trabajo, un mayor estrés y un menor esfuerzo físico que favorecen el sedentarismo, esta falta de ejercicio promueve otra serie de enfermedades tales como osteoporosis, diabetes dpo II o distintos tipos de cáncer (Bull et al., 2005).
Los estudios de las últimas décadas demuestran que el ejercicio físico puede considerarse una herramienta poderosa en la mejora de la calidad de vida y en la prevención de las enfermedades tanto físicas como las causadas a nivel psicológico por el estrés laboral, en mayor medida el entrenamiento al aire libre (Heuse, S., Gekeler, B., & Fodor, D., 2020).

No debemos confundir “actividad física” con “ejercicio físico” ya que, este último tiene un objetivo de mejora de la aptitud física en base a una planificación individualizada y estructurada (Caspersen, Powell & Christenson, 1985). Este tipo de mejora y de individualización puede ser trasladada al ámbito laboral, también a la prevención de enfermedades.

La prescripción de ejercicio físico, controles de salud y condición física, deben ser siempre guiados por un Licenciado/Graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
“5” beneficios del ejercicio físico ante el estrés laboral:
El ejercicio físico programado y supervisado tiene efectos positivos sobre los indicadores de condición física y salud:


1- Disminución de la grasa corporal; el ejercicio físico acompañado de unos hábitos de vida saludable puede ayudarnos a evitar enfermedades cardiometabólicas asociadas a la obesidad, (Shepherd et al., 2015).


2- Índice de masa corporal; el ejercicio físico a través de un programa especifico de fuerza y cumpliendo los protocolos establecidos, puede ayudar a contrarrestar los efectos de la sarcopenia (pérdida de masa muscular asociada a una pérdida de fuerza), (Edholm, Strandberg, & Kadi, 2017).

3- Mejora cardiorespiratoria; la intensidad a la que se pueda prescribir el ejercicio físico influye notablemente en las respuestas metabólicas y cardiorespiratoria agudas, (Tschakert & Hofmann, 2013, p.1).


4- Mejora en el consumo de oxígeno máximo (VO2máx); un entrenamiento continuo moderado puede ayudar a la mejora de la resistencia aeróbica, (Fisher et al., 2015).

5- Beneficios psicológicos; debido a la reacción química que se produce en nuestro cuerpo cuando desarrollamos ejercicio físico, liberando endorfinas que mejoraran nuestra salud mental. Estos efectos positivos pueden ser factores preventivos ante las situaciones de estrés laboral, agotamiento, fatiga, etc.,(Arruza, J. A., Arribas, S., Gil De Montes, L., Irazusta, S., Romero, S. y Cecchini, J.A., 2008).


Pablo Martínez Tébar.
Graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Colegiado: 61.817 (COLEF CASTILLA –LA MANCHA).


Bibliografia:


Arruza, J. A., Arribas, S., Gil De Montes, L., Irazusta, S. , Romero, S. , & Cecchini, J. A. The impact of duration in sport and physical activity on the psychological well-being. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de La Actividad Fisica y Del Deporte, 8(30), 171–183.


Bull, F.C., Armstrong, T., Dixon, T., Ham, S., Neiman, A. y Pratt, M. (2005). Physical inactivity. En M. Ezzati, A. D. Lopez, A. Rodgers y C. J. L. Murray (Eds.), Comparative quantification of health risks: Global and regional burden of disease due to selected major risk factors (pp. 729- 881). Ginebra: World Health Organization.


Caspersen, C. J., Powell, K. E., & Christenson, G. M. (1985). Physical activity, exercise, and physical fitness: Definitions and distinctions for health-related research. Public Health Reports, 100(2), 126-131.


De Miguel Calvo, J. M., Schweiger Gallo, I., De las Mozas Majano, O., & Manuel Hernández López, J. (2011). Efecto del ejercicio físico en la productividad laboral y el bienestar. Revista de Psicología Del Deporte, 20(2), 589–604.

Edholm, P., Strandberg, E., & Kadi, F. (2017). Lower limb explosive strength capacity in elderly women: effects of resistance training and healthy diet. Journal of Applied Physiology (Bethesda, Md.: 1985), 123(1), 190-196.


Fisher, G., Noles, C., Winwood, L., Brown, A. W. , Alcorn, A., Resuehr, H. , Bohan Brown, M. M. (2015). High intensity interval- vs moderate intensity- training for improving cardiometabolic health in overweight or obese males: A Randomized controlledtrial. PLoS ONE, 10(10).13-71.


Heuse, S., Gekeler, B., & Fodor, D.. (n.d.). The role of physical exercise as a personal resource against job stress. International Journal of Occupational Safety and Ergonomics. https://doi.org/10.1080/10803548.2020.1732648


Tschakert, G., & Hofmann, P. N. (2013). High-intensity intermittent exercise: Methodological and physiological aspects. International Journal of Sports Physiology and Performance, 8(6), 600-610.


Recuperado de; https://www.enfermeria21.com/diario-dicen/la-oms-incluye-el-burnout-o-sindrome-del-trabajador-quemado-en-su-lista-de-enfermedades/

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